LISBOA




"QUEM NÃO FOI A LISBOA, NÃO VIU COISA BOA".

 

Esto es lo que se dice normalmente y, lo cierto, es que Lisboa tiene ese encanto especial que sólo se puede comparar a otras ciudades Europeas como Budapest.

Esa mezcla de "saudade", "morriña" y “Tradición" sin dejar de lado la vista al futuro y a las vanguardias. Si. Lo reconozco. Me chifla Portugal. Soy un enamorado de Oporto, me encanta pasear por la fortaleza de Valença, redescubrir Ponte de Lima e ir de compras a Braga.

La proximidad ayuda y esta es la tercera vez que viajo a Lisboa. La segunda, con motivo de Eurovisión, me hizo verla de otra manera y gozarla y, esta tercera, en la que hacía de guía a mi pareja que nunca había estado allí, me hizo conocerla por completo.

 

Nuestro viaje se dividió en cuatro días, en los que recorrimos:

Día 1.


Día 2.- Lisboa

Día 3.- Sintra, Cascais y Estoril

Día 4.- Mafra, Óbidos y Nazaré

 

Vamos a empezar por ese día en Lisboa, donde pasamos las 3 noches de nuestro viaje. Hemos visitado los lugares más famosos de la ciudad, aprovechando al máximo todo el tiempo disponible.

Liboa es conocida también como la ciudad de las siete colinas, en las que se ubican muchos de los mejores miradores de la ciudad, con grandes vistas panorámicas.

¡Empezamos!

 

ALOJAMIENTO

Nosotros nos hemos alojado en la zona de Alameda. ¿Lo recomendamos? Si vais en coche si. Hemos aparcado en el parking Plaza Londres que cuesta 9'5€ el día entero. Así te evitas sustos innecesarios. Si pagas con Telepark es más barato.

Toda la zona de los alrededores e zona de pago, pero el sábado y domingo es gratuito. Si vas sólo el fin de semana puedes dejar el coche en la calle. Aun así, asegúrate bien antes de dejarlo.

En Lisboa no usamos el coche para nada. Nos hemos sacado la tarjeta de transporte de un día (que amortizamos bien) para acortar algunas distancias. A nosotros no nos compensaba la Lisboa Card, y escuchamos varias quejas de personas que la compraron.

Esta tarjeta no es como la NY card. Entradas gratis en algunos lugares, pero en la mayoría, solo te sirve para que te hagan un descuento del 10% en la entrada. Lee bien las condiciones y valora si te compensa.

La tarjeta de transporte de un día te incluye metro, tranvías y autobuses durante 24h. de forma ilimitada.

 


RUTA LISBOA... EN UN DÍA

 

Ese día desayunamos en Pastelaría Monte Rei ( R. Pascoal de Melo 56) ya que habíamos leído buenas críticas en internet. Está bien, pero seguro que encontráis cosas mejores.

Después cargar fuerzas con el desayuno, cogimos el metro verde hasta la parada Martim Moniz.

Nuestra primera parada era el Convento de Graça, donde hay un mirador precioso desde el que comenzar nuestro paseo. (Estaban construyendo un ascensor para que la subida sea más llevadera.)

El Mirador de Gracia es el mejor de Lisboa si lo que queréis es abarcar con la vista todos los monumentos turísticos de la ciudad: el Castillo de San Jorge, el Convento do Carmo, el Elevador de Santa Justa, Alfama, la Baixa…

El propio convento de Nuestra Señora de Gracia, que actualmente funciona como cuartel militar, es bastante interesante, ya que data del siglo XIII, aunque como tantos otros edificios de Lisboa, fue reconstruido tras el terremoto de 1755. Fue entonces cuando se construyó también la iglesia, cuyo interior rococó y decorado de azulejos merece la pena ver.



Nosotros cogimos el famoso tranvía 28 para llegar a esta zona. En la plaza Martim Moniz inicia su recorrido.  No es que sea el trayecto más bonito, pero sirve para quitarse el gusanito. Bajándoos en la parada Graça, estáis a dos pasos del mirador.

Recordad que podéis subir y bajar siempre que queráis con la tarjeta de transporte de 24h.

De ahí continuamos a la Igreja de São Vicente de Fora. La iglesia o monasterio de San Vicente de Fora es una iglesia de Lisboa dedicada a San Vicente, proclamado patrón de la ciudad en 1173, cuando sus reliquias se transfirieron del Algarve a una iglesia fuera de las murallas de la ciudad.

Diseñado por el arquitecto Italiano Filippo Terzi y el español Juan de Herrera fue terminado en 1627, la iglesia presenta una fachada monumental, sobria y simétrica, con torres a cada lado y las estatuas de los santos Agustín, Sebastián y Vicente sobre la entrada.

Antes de entrar en Alfama, uno de los barrios más conocidos de Lisboa, continuamos hasta el Panteão Nacional. El interior llama sorprendentemente la atención su decoración y la cúpula. Los martes y sábados alrededor del Panteón se realiza la Feira da Ladra, un famoso mercadillo de segunda mano, muy interesante si coincide con el día de tu visita.


Recorreremos ahora las calles del barrio de Alfama hasta llegar al Castillo de San Jorge. Se encuentra ubicado en lo alto de una colina de la ciudad, una de las más altas y en situación dominante, es bastante fácil de ver desde muchos puntos de la misma.

Antiguamente se llamaba el Castelo dos Mouros ya que éste defendía la antigua ciudad árabe y fue reconquistada en el siglo XII por Alfonso Henríquez, primer rey de Portugal. Se puede pasear por los jardines y las once torres ofreciendo unas vistas increíbles de la ciudad y del Tajo.

El precio de la entrada por adulto es de 8,50€ y ya no hacen descuentos a usuarios de la Lisboa Card.


Desde aquí vais a ver señales que os llevan a un "mirador", es de pago. No os lo recomiendo ya que al lado (a 600m del castillo) están dos de los miradores más característicos de Lisboa: Portas do Sol y Miradouro do Sta. Luzia

Desde aquí tenemos una vista fantástica a la Iglesia de San Vicente de Fora.


NOTA: Cerca, hay un mirador que pasa desapercibido, pero que nos gusta mucho. El miradouro do recolhimento. Además, tiene un parque infantil que, si vas con niños, te lo agradecerán. Las vistas son peores, pero está de paso y merece la pena.


De ahí nos fuimos de camino a la Sé de Lisboa. Si queréis, podéis pasar por las ruinas del teatro Romano. (La entrada son 3€) Nosotros no entramos y fuimos directamente a la catedral.

La Catedral de Lisboa es la iglesia más antigua de la ciudad. Construida entre 1147 y finalizada alrededor del S. XIII con un estilo en su mayor parte románico. La entrada a la Catedral es gratuita, si se quiere entrar al claustro (parecido, pero más pequeño al del Monasterio de los Jerónimos) hay que pagar 2,50€ y al tesoro 2,50€.



Encontrarás la Casa dos Bicos en la parte baja del barrio de Alfama, frente al Tajo y muy cerca de la Plaza del Comercio. Se la llama así por su característica fachada de piedras tal_ladas en forma de puntas de diamante o picos (bicos). Otro elemento curioso de su fachada son sus puertas y ventanas, todas de estilos y tamaños diferentes.



La Casa dos Bicos se trata de un antiguo palacete del XVI que perteneció al virrey de la India Alfonso de Albuquerque. De aire renacentista, junto a ella reposan bajo un olivo las cenizas del escritor José Saramago; en efecto, el edificio es la sede de la Fundación José Saramago. En la actualidad, el espacio alberga exposiciones temporales y eventos culturales varios.

 

PRIMER MAPA DE LISBOA (ALFAMA Y ALREDEDORES)


Y abandonamos el barrio del Alfama para visitar la zona centro de Lisboa. Nuestra primera parada es la Praça do Comércio. Se encuentra en el lado sur del Arco de Rua Augusta, que es el arco por el que accedes hasta esta importante Plaza.

En esta Plaza se encontraba el Palacio Real de Lisboa, en 1755 tras el terremoto, el palacio se destruyó. Desde entonces la plaza forma parte de la ciudad. La estatua del centro es de D. José I, y se colocó en 1775.


Esta plaza fue la entrada más importante a la ciudad, las embarcaciones atracaban a la orilla del río en una pasarela hecha de mármol que aún existe. Si cruzamos a través del Arco da Rua Augusta o el Arco del Triunfo nos adentramos en una de las avenidas comerciales más importantes de Lisboa.

Podemos callejear por la zona, viendo las tiendas de souvenirs y restaurantes hasta llegar al elevador de Santa Justa. Uno de los iconos de la ciudad que empezó a construirse en 1900 y se acabó en 1902, anteriormente era parte del transporte público que unían mediante dos ascensores los dos barrios lisboetas de Baixa y Chiado, llegando hasta la plaza anteriormente mencionada de Praça do Carmo, justo en el Convento do Carmo.

Siguiendo por la Rúa Augusta llegamos a la Praça de Figueira. En la plaza hay una estatua ecuestre de bronce del Rey Juan I, que llegó al poder en 1385 tras la revolución. En el año 2000 se trasladó desde el centro hasta una esquina para que fuera visible desde la Praça do Comércio.

Después de tanto paseo, es la hora de darse un capricho y tomarnos un pastel de la famosa Confeitaria Nacional. Un negocio centenario que en 1873 fue seleccionada como proveedora de la casa Real portuguesa. Y como en cuanto a gustos no hay nada escrito, podeis probar lo que os apetezca pero que sepáis que lo típico es el "bolo de arroz" (una magdalena hecha con harina de arroz) y los "discos" (masa de hojaldre, relleno de yema y glacé real de cubierta). También tiene menú del día por si os apetece.

 

Junto a la Praça de Figueira se encuentra la Praça de Rossio, o la Plaza de Pedro IV. Esta es una de las plazas más importantes de la ciudad, dónde se celebran todo tipo de eventos, desde desfiles a actos políticos.

Aquí se encuentran varios edificios interesantes, como el Teatro Nacional Doña María II con una bonita fachada neoclásica, la Estación ferroviaria de Rossio, y monumentos como la estatua de Pedro IV, El Rey Soldado.

En uno de los laterales de la Plaza de Rossio estamos seguros de que te sorprenderá encontrar la Iglesia de Santo Domingo, un edificio con mucha historia y con un interior totalmente calcinado producto de un incendio de 1959, que te recomendamos no perderte.

Además, al lado de la iglesia se ubica el diminuto bar A Ginjinha, en el que puedes probar Ginja, un licor dulce de guindas típico de Portugal.

La Plaza de los Restauradores marca el límite entre la Avenida da Liberdade y el comienzo de la Baixa. Mucho más sobria que su vecina la Plaza de Rossio, su nombre homenajea la liberación de Portugal del yugo de los españoles en el siglo XVII. Hoy en día, la plaza está llena de cafés y bares donde tomar una copa y relajarse viendo el ambiente.

En mitad de la plaza podemos contemplar un gran obelisco, obra de António Tomás da Fonseca, que hace referencia a un episodio importante en la historia de Portugal: la independencia lograda por los restauradores en 1640, tras sesenta años de dominación española.

Se entiende entonces que a los pies del obelisco encontremos dos figuras de bronce, la de la Victoria (con corona) y la de la Libertad, obra de Alberto Nunes y Simões de Almeida. En los laterales están grabados los nombres y fechas de todas las batallas de la Guerra de Restauración. El conjunto, no obstante, data de finales del siglo XIX.

 

La Plaza de los Restauradores de Lisboa está rodeada de una serie de edificios singulares que datan, en su mayoría, del siglo XIX (recordemos que prácticamente toda la Baixa quedó destruida tras el terremoto de 1755). Estos son los lugares de interés más destacables:

-       El antiguo Teatro Edén, hoy convertido en hotel, que reconocerás por las palmeras y por su particular estilo, una especie de art déco renovado.

-       El Palacio Foz, antigua residencia del Marqués de Foz, que localizaréis fácilmente porque en él se encuentra la oficina de turismo de Lisboa.

-       En el lado derecho de la plaza está la Rua das Portas de Santo Antão, una calle muy animada y llena de restaurantes donde sin embargo no os recomendamos comer, pues se trata de los típicos locales turísticos donde un camarero tratará de captarte al pasar por delante.

-       El edificio modernista del Condes Cinema, que actualmente ocupa el Hard Rock Café de Lisboa.

-       Entre la Plaza de los Restauradores y la Plaza de Don Pedro IV se encuentra la magnífica estación de ferrocarril de Rossio, una construcción de estilo neomanuelino que puedes entrar a ver aunque no vayas a viajar en tren.


Justo al lado, en un callejón, verás el elevador da Glória, que conduce al mirador de San Pedro de Alcántara en el Barrio Alto; un precioso mirador con jardines que no te puedes perder, pues tiene una de las mejores panorámicas de Lisboa.

Nosotros lo utilizamos para acceder a ese jardín y a la zona alta de la ciudad.

El ascensor da Glória Fue inaugurado en 1885 y, al igual que el resto de funiculares de Lisboa, es obra del ingeniero portugués Raoul Mesnier du Ponsard.

Durante el recorrido, que apenas dura 5 minutos (sube unos 260 metros), veréis algunos graffitis bastante curiosos en la parte derecha.

Desde febrero de 2002, como el resto de ascensores, está declarado Monumento Nacional.

 

Cuando lleguéis arriba, en el Barrio Alto, justo a la derecha encontraréis el famoso mirador de San Pedro de Alcántara. Es uno de los más impresionantes de Lisboa por la gran panorámica que ofrece de la ciudad, además de estar rodeado por unos bonitos jardines y tener un panel de azulejos donde se indican los lugares de interés que podéis contemplar desde su barandilla.

Una de las diferencias con el resto de miradores es que éste también nos permite divisar desde las alturas la parte más nueva de la ciudad, en el lado izquierdo.

Muy cerca está el Jardim botánico y el Jardim do Principe Real. El primero, es de pago y con horario así que, si os apetece ir, tened esto en cuenta para organizar vuestra visita. El segundo es un parque coqueto y pequeño, con cafeterías modernas a su alrededor. Puede ser un buen lugar donde descansar un poco después de tanto caminar.

Desde este punto podéis bajar andando o en transporte público al siguiente punto: el Convento del Carmen, o Convento do Carmo.

Esta iglesia es una de las últimas reliquias del gótico que fue destruida por el terremoto de 1755. El Convento do Carmo, cuyas ruinas abiertas al cielo son uno de los mejores ejemplos del carácter renovador de Lisboa, alberga en la actualidad un Museo Arqueológico pequeño pero imprescindible.

NOTA: La puerta olvidada.

Al bajar del elevador de Santa Justa, justo en el lateral del convento, hay una puerta pegada a unas escaleras medio derruidas y en la que pocos se fijan.

Sin embargo, esta puerta tuvo, en su momento, una gran importancia histórica, pues se trababa de una porta real; esta puerta conectaba el convento con el palacio real que había en la colina de enfrente. Por eso está decorada con flores de lis, emblema de la dinastía Avis.

 

Desde este punto nos adentramos de lleno en otro de los barrios más característicos de Lisboa: El barrio del Chiado.

El barrio del Chiado es el más bohemio de Lisboa, en el que recorriendo la Rua Garrett encontrarás librerías como la Livraria Bertrand, considerada la más antigua del mundo, tiendas originales como Luvaria Ulisses, que vende guantes hechos a mano y cafeterías históricas como el Café a Brasileira, con la estatua de Fernando Pessoa en la terraza.


Caminando por este barrio llegamos al Barrio Alto, con lugares con encanto como la Plaza Luis de Camoes, que tiene un magnífico ambiente en sus terrazas y cafés, rodeados de edificios históricos del siglo XVIII.

La ruta por el Barrio Alto continua callejeando por sus calles hasta la La Praça do Príncipe Real, aunque antes de llegar a esta plaza, te recomendamos tomar algo en Pavilhão Chinês, un bar que parece un museo por la cantidad de artículos de todo tipo expuestos.

Otro de los locales que no puedes perderte en la zona es la Cervejaria Trindade, un antiguo monasterio del siglo XIII, reconvertido en cervecería con varias zonas de azulejos.

Después bajamos caminando de nuevo a la vera del río para coger el tranvía que nos llevará a nuestro último destino.

No os olvidéis de hacer vuestra foto en la calle Rúa Nova de Carvalho, conocida ahora por la “Pink Street”. Un lugar muy frecuentado por la vida nocturna lisboeta pero más conocida desde que una marca de bebida alcohólica la pintó de rosa por una campaña publicitaria. La encontraréis repleta de gente haciendo su foto de rigor para redes sociales.

SEGUNDO MAPA DE LISBOA (LISBOA CENTRO, CHIADO Y BARRIO ALTO)



Desde aquí cogeremos el tranvía 15 para llegar al Monasterio de los Jerónimos, uno de los principales ejemplos de la arquitectura manuelina en Portugal y un homenaje a la época dorada de los descubrimientos, pues Manuel I ordenó su construcción para conmemorar el regreso de la India de Vasco de Gama. De hecho, las obras se financiaron con los impuestos procedentes de las colonias.


Cruzamos la calle y atravesamos el Jardim Vasco da Gama para llegar al Monumento a los Descubrimientos.  Os llamará la atención el Pavilhao Sala Thai. Una linda edificación con arquitectura y estilo Tailandes.

 


El Monumento a los Descubrimientos (Padrão dos Descobrimentos) se construyó en 1960 para conmemorar los 500 años desde la muerte de Enrique el Navegante.

Con sus impresionantes 52 metros de altura, en sus obras participaron el escultor Leopoldo de Almeida y el arquitecto José Ângelo Cottinelli Telmo, que dieron forma a este enorme monolito de piedra con forma de carabela, en el que aparecen 33 personalidades representativas de la Era de los Descubrimentos mirando al Tajo.

Puedes subir al ascensor que te transporta hasta el piso superior, donde puedes encontrar un mirador cuyas vistas merecen mucho la pena (es importante señalar que el último tramo hasta el mirador se hace por una escalera que hay que subir a pie). Desde esta terraza podremos contemplar, de frente, una panorámica preciosa del Monasterio de los Jerónimos al completo. Al otro lado del río, la estatua del Cristo Rey de Lisboa nos abre los brazos y el Puente del 25 de Abril se extiende hasta el otro lado del Tajo.

Seguimos caminando por la vera del río hasta llegar a la Torre de Belem. A orillas del Tajo se erige la Torre de Belém de Lisboa, símbolo de la ciudad. Está declarada Patrimonio de la Humanidad y su ubicación sobre la antigua playa de Restelo, desde donde partían las carabelas en sus expediciones hacia otros continentes, no es casual.

De aquí, si os veis con ganas, podeis coger el  Tranvía: nº 18 o el Autobús: 60, 729 y 742. Para llegar al Palacio Nacional de Ajuda.

Este palacio sería residencia de la familia real portuguesa hasta comienzos del siglo XIX, cuando esta se vio obligada a exiliarse a Brasil tras la invasión de las tropas del francés Napoleón Bonaparte. De hecho, el palacio nunca llegó a terminarse tal como estaba planeado por los arquitectos encargados del proyecto, José de Costa e Silva y Francisco Javier Fabri.

Las obras del palacio no se retomarían hasta finales del XIX, cuando la familia real volvió a Portugal y encargó continuar con ella al arquitecto António Francisco Rosa. Pero esta vez la falta de financiación hizo que la construcción del palacio quedara de nuevo paralizada, con algunos cambios en la fachada principal en los años posteriores, pero poco más.

A pesar de ello, desde entonces el palacio se convirtió en uno de los edificios de estilo neoclásico más importantes de Lisboa y está declarado Monumento Nacional.


TERCER MAPA DE LISBOA ( ZONA TORRE DE BELEM) 


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