LUXEMBURGO

 


Tal vez no sea el primer destino en el que pensemos cuando hablamos de destinos europeos. Lo cierto es que Luxemburgo es de esas ciudades que pasan desapercibidas pero que merece una escapadita de fin de semana. No es necesario más para verla y perderte entre sus calles. Es una ciudad pequeña, manejable y con un centro histórico muy coqueto. Creo que un agradable paseo por el centro de Luxemburgo son motivos más que suficientes para acercarte hasta allí. 

 

Si teneis que hacer una escala es su aeropuerto, no dudéis en quedaros un día al menos en la ciudad para descubrirla. El aeropuerto está perfectamente conectado con el centro (y es gratuíto). Los autobuses 16 y 29 conectan la terminal de salidas del aeropuerto con el centro de Luxemburgo en apenas 20 ó 30 minutos.

El autobús 16 tiene parada en Hamilius Quai, a poca distancia de la Plaza de Guillermo II, el corazón de la ciudad. Y el número 29 bordea Luxemburgo llegando hasta la estación de trenes Rocade, en frente de la estación central.

 

QUE VER EN LUXEMBURGO EN UN DÍA

 

Vamos a empezar nuestra ruta en Avda. de la Libertad, una de las principales avenidas de la ciudad. Es una calle inmensa, con una parte destinada a los peatones, otra a los vehículos y otra para los tranvías; todo perfectamente organizado y escoltada por edificios muy bonitos, es como la parte "moderna" de la ciudad.


Avanzamos por ella hasta encontramos la Plaza de los Mártires. Una plaza con bastante jaleo y ambiente, suele haber puestos de venta de comida y golosinas. Si seguimos unos cuantos metros más llegaremos a la estación de trenes.



Nuestro destino será el Puente Adolfo. Este puente fue construido en 1900 y su arco de piedra fue el más grande del mundo durante muchos años. El puente fue restaurado hace poco y en su interior hay una pasarela para ciclistas y peatones, desde la que se tienen unas magníficas vistas al valle del Pétrusse.

Bajo este puente se encuentra el Parque de la Pétrusse. Es uno de los pulmones de la ciudad de Luxemburgo, que alberga una gran cantidad de jardines, parques y restos arqueológicos. Es una verdadera gozada pasear por allí.


Subimos, de nuevo, por el Puente Adolfo y a unos poco metros encontramos la Plaza de la Constitución.

En esta plaza se encuentra el Monumento del recuerdo, un obelisco con una figura dorada de una mujer que lleva una corona de laurel en las manos, erigido en honor a los miles de luxemburgueses caídos en la Primera Guerra Mundial. Desde aquí tendremos una magnífica vista del río Pétrusse y los bosques que rodean a la ciudad.

En frente de la Plaza de la Constitución se encuentra la Catedral de Notre Dame, como la de París,construida en el siglo XVII por los jesuitas. Se puede entrar en ella sin problemas y visitar desde la parte inferior donde hay una pequeña capilla hasta la parte superior donde se celebran las misas y eventos regularmente.

Por detrás de la Catedral se encuentra la Plaza Clairefontaine, que alberga el monumento a la Gran Duquesa Charlotte. Esta plaza es el centro del distrito administrativo de Luxemburgo.



A unos pocos metros de la Plaza Clairefontaine se encuentra el Palacio Gran Ducal, la residencia oficial de los Duques de Luxemburgo.


En sus orígenes, este edificio estaba ocupado por el Ayuntamiento, a mediados del siglo XVIII se reformó y amplió para albergar al Congreso. Pero desde finales del siglo XIX es el edificio principal del estado. Durante la ocupación alemana, fue utilizado por los nazis como taberna y sala de conciertos, por lo que fue muy dañado.

Actualmente, es el edificio principal de la ciudad y uno de los lugares más importantes que ver en Luxemburgo. Al residir allí los duques solo puede visitarse en los meses de Julio y Agosto, durante las vacaciones estivales de éstos. Las visitas son guiadas y tienen unos 45 minutos de duración.

Aunque no vayáis en verano os recomendamos acercaros allí para ver el edificio por fuera y un típico cambio de guardia.

A unos pocos metros del Palacio Ducal está la Plaza de Guillermo II, donde se encuentra la oficina de turismo de la ciudad y, a pocos metros, la Plaza de armas.


Más tarde, visitaremos el Mercado del Pescado y la Iglesia de San Miguel (Méchelskierch). Iglesia de Santa Michel, el templo más antiguo que ver en Luxemburgo.

Fue construida en el año 987, pero fue destruida varias veces en diferentes guerras, por lo que lo que vemos actualmente es una reconstrucción de 1688.

Desde ahí, iremos directos a la zona más bonita que ver en Luxemburgo: el Chemin de la Corniche, un precioso paseo peatonal que se extiende por el valle de Alzette, sobre las murallas de la Ciudad Alta, desde el Plateau du Saint Esprit hasta el promontorio de Bock.

Dicen de él que es el balcón más bello de Europa y la verdad es que tienen toda la razón. Las vistas desde allí a la ciudad baja del Grund y a la abadía de Neumünster son impresionantes.

Seguimos por el Chemin hasta la Ciudad de la Justicia, un lugar de instituciones públicas pero en el que parece que nadie trabaja porque no hay casi nadie... desde ahí vamos a acceder a un Mirador de Luxemburgo espectacular, el Plateau du Saint Espirit, un lugar para ver el famoso barrio del Grund increíble.

Desde aquí tenemos un ascensor gratuito que nos baja hasta el mismísimo Grund. Nada más salir del ascensor veréis que estáis en un túnel escapado en la roca y que termina en el corazón del Grund. Desde aquí solo queda pasear con calma y disfrutar de cada rincón, es realmente bonito.

El Barrio del Grund se sitúa en la parte baja de Luxemburgo, donde se inició la ciudad. Antiguamente allí vivían los artesanos y había un montón de fábricas y talleres, pero hoy en día encontraréis un barrio lleno de callejuelas empedradas y rincones de cuento.

Las casitas locales, las terrazas a la orilla del río y la tranquilidad son una combinación perfecta.

Caminamos por la otra parte del río y llegamos hasta la Abadía de Neumünster. Inicialmente la abadía cumplía una función religiosa, pero tras ser destruida y reconstruida varias veces, actualmente es un centro cultural.


Por detrás de la Abadía se encuentra uno de los tres tramos de la muralla de Luxemburgo que aún se mantiene en pie.

Se trata del puente Stierchen que cruza el río Alzette. Las vistas desde aquí son preciosas y, a pesar de que la lluvia no nos dejó disfrutarlas tanto como hubiéramos querido, nos quedamos allí media hora tomando fotos y disfrutando de Las vistas.



Cruzamos el puente y llegamos a Klouschtergaart, un jardín en forma de terrazas a los pies de las Casamatas du Bock, cuya función es preservar los cultivos y plantas raras y olvidadas típicas de la región.

Encima de estos jardines están las Casamatas du Bock, una de las cosas más curiosas que visitar en Luxemburgo, una serie de túneles excavados en las rocas, con más de 20 kilómetros de extensión. Son uno de los complejos de galerías militares más largos del mundo.

Fueron construidas a mediados del siglo XVIII para alojar a las tropas y albergar material defensivo. En su interior podían albergar a 1.200 soldados y 50 cañones, que disfrutaban sin salir del Bock de dormitorios, cocinas, despensas y un pozo para abastecerse de agua.

Las casamatas del Bock y las del valle de la Pétrusse se volvieron a utilizar durante las dos guerras mundiales, refugiando hasta 35.000 personas en caso de alerta.

La entrada a las Casamatas du Bock cuesta 7 euros. El horario de visita varía en función de la época del año. De diciembre a febrero permanecen cerradas, por lo que nosotros no las pudimos visitar. En marzo abren todos los días de 10 a 17,30 horas; de abril a septiembre de 10 a 20,30 horas; y en octubre y noviembre de 10 a 17,30 horas.

Un buen lugar para terminar esta jornada es Rives de Clausen, el barrio más alternativo que ver en Luxemburgo. En la Rue Emile Mousel, se ubicaban fábricas antiguamente que han sido transformadas en restaurantes, pubs y discotecas. Las noches de viernes y sábados la zona está de lo más animada. Así que si tenéis pensado salir de fiesta por Luxemburgo, este es el lugar ideal.

 


SI TE QUEDASTE CON GANAS... ¡CONTINÚA LA RUTA!

 

Si os quedáis mas tiempo, os recomendamos también ver el ascensor panorámico de Pfaffenthal que une el Barrio de Pfaffenthal con el parque pescatore de la vía alta. El ascensor alcanza una altura de 60 metros, es gratuito y permanece abierto las 24 horas y continuar caminando hasta distrito Kirchberg,


Luxemburgo acoge actualmente una buena parte de la maquinaria administrativa europea imprescindible para el funcionamiento de la institución como el Tribunal de Justicia, el Tribunal de Cuentas, el Banco de Inversiones y el Centro de Traducción de los Órganos de la Unión Europea (CdT), entre otras. Heno pocos lugares donde el espíritu europeo esté tan presente y luzca tan evidente. Y en sus calles es donde además mejor se aprecia el éxito de dos de las grandes Recetas Luxemburguesas: la de la convivencia y multiculturalidad, y la del capitalismo bien afinado.

 

Este barrio financiero está lleno de edificios de reconocidos arquitectos internacionales como el edificio del Banco Europeo de Inversiones del prestigioso arquitecto inglés Denys Lasdun, considerado como el padre británico del modernismo de hormigón. O el Teatro de la Filarmónica del francés Christian de Portzamparc, ganador en 1994 del Pritzker, el galardón de Arquitectura de Mayor Prestigio Internacional. Tampoco falta el arquitecto  Ricardo Bofill, responsable del Plan Urbanístico del Distrito.


Pero Kirchberg además de estar dedicado a los bancos, multinacionales e instituciones europeas, también lo está a la cultura. En este barrio se localiza el MUDAM Museo de Arte Moderno, un gran escaparate del arte contemporáneo; el Museo de las Fortificaciones Dräi Eechelen; y la Sala de Conciertos Grande-Duchesse Joséphine-Charlotte, más conocida como la Filarmónica. Desplegada en el centro de la Place de l'Europe, es uno de los nuevos símbolos de Luxemburgo. La reconocerá por la hilera de 823 columnas blancas que perfilan su contorno elíptico. Su forma recuerda a una caja de música que pudiera abrirse por la cornisa (la tapa) para dar inicio a la música de su interior. Eso sí... una caja de música enorme, de un blanco impecable y de diseño vanguardista.

 

 

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